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LA NECESIDAD DE UN SABIO - Juan 3:1-21

   

Por medio de la historia de Nicodemo, sabemos que la mayor necesidad de una persona es conocer experimentalmente al Señor para poder ser salvo.  Hay un grave peligro en mantener un simple conocimiento, algo teórico y no la experiencia vivencial.

 

Si te preguntaras cuál de todas las personas que tuvo un encuentro con Jesús fue la más anecesitada, ¿A cual elegirías?  Quizás pensarías en la mujer enferma por 12 años. O de pronto al ciego Bartimeo que gritaba a Jesús pidiéndole ser sanado. O tal vez pensarías en alguno de los leprosos.  Se estaban muriendo de una manera cruel.  Es posible que venga a tu mente Lázaro, tenía 4 días de estar muerto cuando Jesús llegó. O quizás pienses en María Magdalena, el Señor echó demonios fuera de ella.

 Sin duda alguna todas esas personas necesitaban urgentemente un encuentro con Jesús.   Pero creo que quizás el más necesitado de todos pasaría inadvertido en nuestra búsqueda.  Su caso no era evidentemente dramático.  No estaba enfermo, no era conocido por ser un pecador, no padecía necesidades, gozaba de respeto, riquezas y una buena posición social.  Pero a mi juicio era quien más necesitaba encontrarse con Jesús.  ¿Quién fue esta persona? ¿Cuál es su historia? ¿Cuál fue su necesidad?

Comencemos este tema con una palabra que tiene como significado lo que nosotros queramos darle, una palabra que siempre tenemos a flor de nuestro pensamiento, algo que por lo general aparece cuando necesitamos dejar algo en claro o defender un posición que consideramos veraz, o al contrario, cuando estamos discutiendo, refutando, contradiciendo u objetando algo, que no estando muy claro para nosotros, se convierte en nuestra defensa o nuestro resguardo.  Tal palabra o frase es…

 Argumentos

 Dice Juan 3:1.Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos”. Juan en este versículo nos introduce a un hombre aparentemente muy especial: Nicodemo, su nombre es griego y significa “vencedor de un pueblo”.  Tenía algunas características muy especiales.  Lo primero, era fariseo.  Esto significaba que era profundamente religioso.  No se avergonzaba de serlo ni lo quería ocultar.  Su religiosidad lo llevaba a hacer cosas que quizás hoy consideraríamos excesivas.  Por ejemplo,

o    A orar varias veces al día en horas determinadas en el lugar que fuera.  Muy posiblemente en voz alta. 

o    A ayunar dos veces a la semana.  A ser tan estricto en llevar sus diezmos y ofrendas al Señor, que aun diezmaba las hiervas útiles de su jardín.

 Este personaje era un dirigente, un líder.  Era miembro del cuerpo colegiado más importante de Israel en ese momento: el Sanedrín. (el Tribunal Supremo de la Justicia Judía, con 71 miembros).  Había muchos fariseos.  Pero no había muchos fariseos que fueran del Sanedrín.  Así que eso lo hacía especial dentro de ese grupo. Entonces Nicodemo fue un fariseo, un miembro del Sanedrín y el maestro más alto de la ley.

 ¿Quiénes eran los Fariseos? Habían 6.000 mil en Israel, en la época de Jesús.  Tenían que hacer votos frente a 3 testigos comprometiéndose a cumplir toda la ley sin fallar Ellos buscaban ser puros cumpliendo la ley, pero algunos de los 613 mandatos que encontraron en los libros de Moisés no eran muy claros.  Por ejemplo, la ley que dice "Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado". Entonces los fariseos hicieron un libro de reglamentos para ayudar a la gente a cumplir ésta y todas las demás leyes mosaicas. ¡Pero en vez de ayudar a la gente, les causó más carga! como, por ejemplo: no podían mirarse al espejo los sábados porque estaba señalado como trabajo.

Los fariseos identificaron la santidad con cosas y hechos externos, la carne que comían y lo que tomaban. Pero Jesús dio otro énfasis a las cosas. Para Jesús la santidad tenía que ver con un corazón en paz con Dios. No solamente por fuera se debe lavar el vaso, tiene que ser primeramente limpio por dentro. ¡Su mensaje fue radical!

 Nuestra historia dice que entonces un hombre de la secta de los fariseos, Nicodemo, llegó de noche a conversar con Jesús.  Hay que recordar que Jesús ya había hecho el milagro en Caná y las noticias habían llegado a Jerusalén. Luego entró Jesús al Templo y con echó afuera los comerciantes que estaban abusando de la casa de Dios. (Es interesante que nunca dice que Jesús estuvo enojado cuando les echó).

 Nicodemo inició la conversación con una afirmación, “Sabemos” ¿quienes? que realmente fue esa pregunta, ¿qué quería decir con su afirmación?  Nicodemo  creía que Jesús era un nuevo profeta. ¿Cómo respondió Jesús? Es interesante que tanto a Nicodemo como a la Samaritana Jesús les hizo llegar al grano de la conversación.  Jesús conoce bien el corazón de los hombres;

o    Jesús sabe que piensa cada quién, el por que y el cómo de sus ideas, de sus argumentos, los tuyos y los míos,;

o    Jesús conoce totalmente tu mente y la mía; nuestros corazones. Mucho antes de que tengamos la idea, ya Jesús tiene atrapada nuestra mente.  Por eso La frase "nacer de nuevo" era una idea nueva para Nicodemo. Por lo tanto, Nicodemo, no halló argumentos contra Jesús.

 Jesús estuvo tratando de mostrarle que por toda su sinceridad, por toda la ley que había cumplido, por todas las buenas obras que había hecho, no llegaría a ser salvo. Pero Nicodemo no entendía lo que Jesús estaba diciendo. En vez de captar la idea él se quedó pensando en lo absurdo que sería ¡volver al vientre y nacer otra vez! Jesús con mucha paciencia trató de explicarle. Este pasaje nos confronta con nuestra realidad en cuanto al hecho de pensar con ligereza sobre este tema.  Y es que la enseñaza de VIDA ETERNA se hace tan difícil comprenderla cuando vivimos experiencias diarias de pecado en nuestras propias vidas.  Queridos lectores, mucho de esto debemos aceptarlo por fe, recordemos que es la Fe la que nos lleva a creer en Cristo y tal fe, ni siquiera es nuestra, ¿recuerdan? es un don de Dios (Efe. 2:9). 

 Sigamos con la historia, y la idea es que te pongas en los zapatos (o las sandalias) de Nicodemo frente a Jesús para que puedas comprender por ti mismo la realidad de la Salvación para Vida Eterna. Jesús tenía paciencia porque Nicodemo supuestamente era un maestro muy importante en Israel y no había entendido la voluntad de Dios, “¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?“ (versículos 9 y 10). Jesús tenía algo que decirle a Nicodemo, Él tenía la información que el “sabio” necesitaba.

 Información

 Jesús quería dar a Nicodemo información mucho más profunda pero no pudo por su falta de entendimiento. Entonces Jesús ilustra con la serpiente de Moisés y el pueblo de Israel en el desierto. Fue un ejemplo muy conocido por Nicodemo. Sería bueno leer esta historia, en Números 21:4-9 “Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.” Por la mirada de fe las personas fueron salvas. Jesús estaba dando a Nicodemo una pista de lo que iba a suceder después: “Así como la serpiente fue levantada, el Hijo del Hombre (Jesús) iba a ser también levantado. ¿A qué hacía referencia? Y ¿qué es lo que salvó a la gente en el desierto? ¿la serpiente de bronce?  ¡NO! de ninguna manera, La gente se salvó de morir sólo por una mirada de fe. ¡Y así mismo es hoy en día! Los versículos de Juan 3:16-21 son los versículos centrales de la Biblia, ellos son el mismo corazón de la Escrituras. En ellos Jesús nos explica el deseo de Dios de que todos sean salvos. También nos explica que:

§  La salvación no viene por la sinceridad sino por la fe.

§  No viene por las buenas obras. Las buenas obras son resultado de la fe que hemos puesto en Jesucristo.

§  ¡Son palabras de vida! viene por el puro amor de Dios y su inmenso propósito, el plan que esta establecido desde antes de la fundación del mundo, “El Llamado” de Dios por el Espíritu Santo a nuestras vidas.

 Surgen preguntas a todo esto: ¿Cómo estamos nosotros hoy en día? ¿Somos los fariseos modernos? ¿Hemos entendido nuestra necesidad de nacer de nuevo? ¡Es una pregunta MUY importante!

 En el dialogo que sostiene con Jesús, (vrs. 10), el Señor le dice que es un maestro de la ley.  Otra competencia que lo hacía especial.  Para ser un maestro, se necesitaba:

¡ Un conocimiento exhaustivo de las Escrituras. Tenía que conocer los libros de los grandes maestros de Israel.

¡ Debía poder recitar de memoria grandes porciones de los profetas. 

¡ Ser un conocedor de las muchas leyes y requisitos que se tenían en Israel. 

 Alguien con esas características, tenía una posición económica privilegiada y una posición social envidiable. Ese era Nicodemo. No es de extrañar que llevara el nombre que llevaba: “vencedor de un pueblo”. 

 Por qué elegí a Nicodemo como el más necesitado de los que se encontró con Jesús. Y es porque Nicodemo, como tu y yo, o como cualquier otro, antes de encontrarnos con Cristo personalmente, mantenemos nuestros propios argumentos, que por lo general son muchos y muy largos y una visión muy estrecha y pobre de la verdad de la Vida Eterna.   Pero Jesús tiene la respuesta en pocas palabras, pero una respuesta contundente y difícil de debatir.

 Este pasaje nos confronta con nuestra realidad en cuanto al hecho de pensar con ligereza sobre tema de la Vida Eterna y por ende de la salvación. Algunos se sienten satisfecho porque en una oportunidad de su vida hicieron una oración para obtener la vida eterna y ya tener la seguridad de ir al cielo al morir, y no importa lo que haga o no, ya esta “asegurado”.  Otros, al otro extremo, después de haber recibido a Cristo como su Salvador, confesando su pecado y arrepintiéndose, clamaron a Dios por su salvación, pero nunca tienen la seguridad de la misma, y viven llenos de dudas y tratan de “hacer cosas” como para ganarse la simpatía de Dios y no Su Gracia.  En ambos casos hay equivocación.  Y Nicodemo, nuestro personaje, todo un experto en Biblia, trata de demostrar su posición, no en relación al nuevo nacimiento, entonces, ¿cuál era El objetivo de Nicodemo?

 Objetivo de Nicodemo

 Nicodemo vino a Jesús como un experto a calificar el trabajo del Salvador.   No se acercó para preguntar.  No tenía preguntas para Jesús.  El vino a mostrarle a Jesús lo que el sabía.  En su opinión, ya había hecho un análisis de la vida y obra de Jesús y lo calificaba como: “un maestro que ha venido de parte de DiosJuan 3:2.   Sin duda alguna Nicodemo esperaba que Jesús se sintiera alagado por su opinión, la de un experto.  Mientras otros criticaban a Jesús, lo calificaban como un fanático, quizás un subversivo o cualquier otra cosa, Nicodemo lo calificaba como un Maestro de Dios.

 Jesús nos permite saber cuan necesitado estaba Nicodemo. Jesús no se interesó en la conversación de Nicodemo, como es el caso de la samaritana. Jesús actuó con Nicodemo como si no hubiera escuchado lo que le decía.  El Señor lo llevó a enfrentar su gran necesidad.  Lo condujo a una sala de cuidados intensivos espiritual.  Lo que el Señor le estaba diciendo a Nicodemo era:

¡ No importa todo lo que tu eres. 

¡ No importa todo lo que has estudiado. 

¡ No importa tu posición social ni política. 

¡ No importa que tengas dinero. 

¡ No importa que hayas nacido en la nación que se considera escogida por Dios. 

¡ No importa que seas un religioso estricto y consecuente. 

¡ Estás perdido porque no has nacido de nuevo. “…De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. (Juan 3:3).

 La declaración de Jesús fue tomada por Nicodemo como sumamente osada.  ¿No lo pensarías tu también?  Si viniera alguien a decirnos que estamos perdidos nos sentiríamos afrentados.  Responderíamos como ya sabemos que muchos responden:

§  Si, soy neutral,

§  Si, no hago esto, ni lo otro, 

§  si, mi estilo de vida es consecuente con los principios del la Biblia, 

§  si, soy un buen ciudadano,

§  si espero la venida del Señor, ¿Cómo puedo estar perdido?”

 Nicodemo quiso comprobar lo que Jesús le había dicho; Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (Juan 3:4).  Con esa pregunta Nicodemo se descalificaba como maestro de teología.   No entendió un concepto básico para un profesor de teología. Le dio un sentido literal a un concepto espiritual.  Además, Nicodemo se aferraba a lo que era. “Señor, yo estoy bien.  No necesito cambiar.  Lo que soy es más que suficiente para ser salvo”.  Pero el Señor Jesús insistió: “…De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:5-7).  El Señor le estaba diciendo a Nicodemo “hasta ahora solo has nacido para vivir en este mundo.”  Pero no has nacido para vivir eternamente en el Reino de Dios”.

 Y ahora Nicodemo se sintió confundido, derrotado.  Si él, con todo lo que era, con todo lo que había hecho, no era la clase de hombre que merecía estar en el cielo, entonces ¿Quién podría estar?  Si él, qué se ocupaba de estudiar la Biblia, de interpretarla, de conocer lo que decían los profetas en los idiomas originales. Si el que era un estricto cumplidor de la ley, no había nacido de nuevo, ¿Entonces, como se podía nacer de nuevo?  Y en su sorpresa, chasco y angustia entonces preguntó: “¿Cómo puede hacerse esto?” (Juan 3:9), “¿Cómo es posible que esto suceda?” ¿No será acaso esta tu pregunta? ¿Cuál es tu confusión?

¡ ¿Lees y conoces las Escrituras? ¿meditas en ellas?

¡ ¿Oras sin cesar?

¡ ¿Asistes a la iglesia y a un grupo pequeño todas las semanas?

Y ahora un pastor viene a decirme que nada de eso es mi boleto de entrada al cielo …

¡Tienes que nacer de nuevo! Este es el objetivo de Jesús, para ti y para mi. El mismo que fue para Nicodemo.

 Objetivo de Jesús

 Ahora Nicodemo estaba saliendo de su conflicto.  Ahora estaba en una situación en la que podía ser ayudado por Jesús.  Si lo que el había sostenido siempre como útil y valioso no servía para ser salvo, no lo conducía a un nuevo nacimiento, entonces: ¿Cómo nacería otra vez?

La respuesta de Jesús fue exacta: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14, 15)  Jesús hizo referencia al incidente del pueblo en el desierto, cuando el pueblo por su desobediencia fue atacado por culebras venenosas; La solución de Dios fue que Moisés hiciera una culebra de bronce y se pusiera en un lugar donde cualquiera que fuera mordido por una de esas serpientes venenosas la pudiera mirar y así sería sanado. 

 Para nacer de nuevo, los pecadores tenemos que mirar a Jesús. Mientras estemos entretenidos con nosotros mismos, admirándonos, creyéndonos muy buenos, sintiéndonos orgullosos por nuestros logros intelectuales, sociales, económicos y espirituales, no naceremos de nuevo.  Ni siquiera importa lo bueno que los demás piensen de nosotros.  Lo único que nos llevará a nacer de nuevo es mirar a Jesús con la necesidad del que se está muriendo.  Mirar a Jesús con el anhelo del que quiere ser salvo.  Cuando miras a Jesús de esa manera encuentras la solución que no entiendes pero que te saca del pecado y de la muerte. Juan 3:16 se complementa con el versículo 15 “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  Nos aclara que es mirar”. 

¡ Y mirar es creer. 

¡ Y creer es confiar,

¡ Y confiar es descansar nuestra necesidad en Jesús,

¡ Lo que Jesús dijo es: “Si tú dejas tu vida en Sus manos, será imposible que te pierdas”. 

¡ “Mientras tu vida esté en tus propias manos”, será imposible que seas salvo.

 Nicodemo fue el hombre más necesitado de los que se encontró con Jesús, porque no era consciente de su necesidad.  El leproso sabía que la lepra lo estaba matando.  La mujer del flujo había hecho todo por sanarse y sabía que estaba derrotada por el cáncer.  El ciego sabía que le faltaba la vista.  Pero Nicodemo no sabía que estaba perdido.

 La Biblia no dice que Nicodemo literalmente se convirtió a Cristo, pero si se puede considerar entre lo posible pues el defendió a Jesús de los argumentos de los alguaciles y sacerdotes en Juan 7:45-52.  También lo vemos en escena junto con José de Arimatea – discípulo de Jesús en lo secreto – cuando reclamaron el cuerpo del maestro para su sepultura en Juan 19:38-39.

 Entonces aquella noche, cuando fue a Jesús en la oscuridad, brilló para él la Luz de la salvación en Cristo y dejando de mirarse así mismo para mirar a Jesús.  ¡Ahora había nacido de nuevo!

Querida lectora, querido lector ¿A quién estás mirando?  Mira a Jesús con toda tu necesidad, cree en Él y recibirás salvación.

 

Eduardo Torres Martínez

 

 

 

 


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